tecnología para poner microchips de identificación en las etiquetas
de forma que puedan proporcionar información a cualquier lector
inalámbrico cercano.
Una característica interesante de estos elementos es que no tienen
baterías, lo que redunda en menor tamaño y menor coste. La
alimentación la consiguen mediante la propia antena que lee la
información y que además emite una onda que es captada por la antena
del chip y que le proporciona los microwatios que necesita para
funcionar.
Después de esta teoría puede que te resulte interesante ver uno de
estos chips RFID que en este caso está situado en la etiqueta que
utilizan en el aeropuerto de Amsterdam (Schipol) para facturar las
maletas.
En principio esto permite clasificarlas más rápido y evita que se
pierdan. Ojo, si alguna vez te ponen una de estas bandas, ten cuidado
si luego la quitas y la guardas dentro de la maleta, ya que si vuelves
a pasar por el aeropuerto es posible que el sensor correspondiente
detecte esa antigua banda, además de la nueva que te pongan, y tu
maleta acabe en algún destino inesperado.
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