domingo, 2 de junio de 2013

Emigración y emigración

En los años sesenta mis padres no tuvieron que emigrar. Afortunadamente mi padre, de orígenes humildes y pueblerinos –Daimiel para ser exactos– logró sacarse una oposición a la banca y convertirse en empleado del Banco Hispano Americano primero y del Banco de España después, lo que nos permitió vivir de forma desahogada.

Pero tengo amigos/as cuyos padres si tuvieron que emigrar a Suiza, y trabajar allí duro para salir adelante.

Era gente relativamente joven, recien casados muchos que, como los padres de mis amigos, tuvieron a sus hijos en el extranjero y les inscribieron en el consulado español para que sus hijos también fueran ciudadanos de nuestro país.

Ahora aparentemente estamos sufriendo el mismo efecto, una gran parte de nuestra juventud está emigrando al extranjero y muchos prohombres de nuestro país se atreven a comparar esta emigración con aquella de los años sesenta y piensan que al igual que aquella logró traer un dinero para hacer progresar a nuestro país, esta nueva ola de emigrantes hara lo mismo y sacará a España de la crisis del déficit y del Euro.

Pero creo que se equivocan (como se han equivocado como tantas otras veces) por varias razones.

En primer lugar la gente que emigró en los sesenta era mayoritariamente de nivel bajo de estudios, proporcionamos a Europa un gran número de albañiles, recolectores de fruta y mecánicos, mientras que una clase social con estudios (se decía así) se quedaba en España y creaba industria y progreso (con mayor o menor corrupción). Ahora mismo es esa clase formada la que está emigrando, Europa, América y Asia necesitan ingenieros. Por desgracia los paises del extremo oriente como China o Vietnam ofrecen obreros mucho más baratos que los españoles, así que nuestra clase obrera no puede emigrar, se tienen que quedar en España cobrando el paro y cuando se acabe... a tirar de los abuelos hasta que el estado no tenga para pagar las pensiones.

Pero mucho más preocupante, por si esto no fuera preocupante de por si, son los objetivos de estos nuevos emigrantes. La gran mayoría de ellos no piensan en irse de forma temporal, han entendido que España no tiene futuro para ellos en el corto, pero tampoco en el medio plazo y ven su país de destino como como su residencia permanente. Por ejemplo hace poco tiempo en un viaje a Dublín coincidi con un español que volvía a aquel país; se trataba de un especialista informático de soporte que había emigrado muy al principio de la crisis, ahora ya estaba establecido, había conocido a una irlandesa, se había casado y cuando volvía a España lo hacía para visitar a su familia, no pensando en volver. De esta forma el objetivo de nuestros gobernantes de que estos emigrantes se conviertan en una fuente de ingresos tampoco se cumple, ya que se los quedan para construir su futuro en dicho país.

Mentiría si dijera que tengo la solución mágica para salir de la crisis, pero a fin de cuentas soy un ingeniero y de lo que trabajo y por lo que me piden responsabilidades es por hacer proyectos telecomunicaciones, pero lo que me quema la sangre es que personas que se han presentado a las elecciones reconozcan que no saben plantear soluciones, o las que plantean son absolutos fiascos demostrados, porque a ellos si se les paga para buscar soluciones, pero parece que al contrario que en mi trabajo, en el que se me exige una responsabilidad en mis proyectos, a ellos no les pasa nada por malgastar (unos y otros) el dinero de los contribuyentes, contribuir al analfabetismo nacional, aceptar la corrupción y taparla de las formas mas burdas que se conocen y tantas otras barbaridades como la que me ha hecho escribir esta columna, enorgullerse de que las personas que realmente podrían hacer avanzar en este país se vayan para no volver.

 

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